Todo en orden
Si leer poesía exige la máxima concentración, leer un poema desordenado, todavía exige más atención comprensiva.
En este ejemplo, se trata de ordenar el conocido soneto de Quevedo, a una nariz.
Si leer poesía exige la máxima concentración, leer un poema desordenado, todavía exige más atención comprensiva.
En este ejemplo, se trata de ordenar el conocido soneto de Quevedo, a una nariz.