Puntos de vista

Cuando escribimos nuestras primeras narraciones, uno de los procesos más complicados es establecer el punto de vista del narrador. Escribiendo acostumbraremos a nuestros alumnos a situar al cuentacuentos respecto de la trama del relato y conseguiremos que, cuando tengan que estudiar aquello del narrador omnisciente lo hayan sido muchas veces. Desde luego, si queremos que los niños y jóvenes escriban con gusto, plantearemos actividades motivadoras y no se nos ocurrirá (espero) invitarles a escribir un cuento cuyo narrador sea homodiegético, a no ser que pretendamos que huyan espantados del ejercicio conscientes una vez más de la infranqueable frontera que les separa de su profesor. Abrimos aquí un apartado para trabajar los distintos narradores escribiendo, leyendo y, sobre todo, dejando la diégesis, sea homo o hetero para peor ocasión.

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Banco de imágenes y sonidos del INTEF. Loren. (CC BY-NC-SA 3.0)

Para comenzar, podemos plantear algunos ejercicios como:

Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable, definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. (…) Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo.

Augusto Monterroso: El eclipse

Si escribo el texto en primera persona, la cosa quedaría así. Adquiere más sensación de realidad, pero pierde consistencia porque el personaje, al final muere:

Cuando me sentí perdido, acepté que ya nada podría salvarme. La selva poderosa de Guatemala me había apresado, implacable, definitiva. Ante mi ignorancia topográfica me senté con tranquilidad a esperar la muerte (…) Al despertar me encontré rodeado por un grupo de indígenas que se disponían a sacrificarme.

El texto narrado así adquiere más sensación de realidad, pero si, al final, el protagonista muere, como ocurre en el texto original, el texto perdería esa consistencia, ya que sería un espíritu quien hiciera de narrador.

Al narrarlo en segunda persona quedaría así:

Cuando te sentiste perdido aceptaste que ya nada podría salvarte. La selva poderosa de Guatemala te había apresado, implacable, definitiva. Ante tu ignorancia topográfica te sentaste con tranquilidad a esperar la muerte. (…) Al despertar te encontraste rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarte.

Ya hemos dicho que el protagonista muere al final de la historia, por eso, al leerlo nos estamos preguntando a quién le está contando el narrador los hechos. La respuesta es que al protagonista, pero sabemos que ha muerto. Supongamos que el protagonista se ha salvado y que el narrador le está contando lo que pasó porque no lo recuerda; si el narrador estaba allí, viéndolo todo, ¿cómo no intervino?

Así pues, la elección del punto de vista del narrador es importante para que el texto adquiera coherencia.

Estos ejercicios son típicos:

  • Escribe este texto en primera persona:
    La mañana del 4 de octubre, Gregorio Olías se levantó más temprano de lo habitual. Había pasado una noche confusa, y hacia el amanecer creyó soñar que un mensajero con antorcha se asomaba a la puerta para anunciarle que el día de la desgracia había llegado al fin.
    Luis Landero, Juegos de la edad tardía
  • Escribe este texto en primera persona:
    Luego se habían metido poco a poco las dos y se iban riendo, conforme el agua les subía por las piernas y el vientre y la cintura. Se detenían, mirándose, y las risas les crecían y se les contagiaban como un cosquilleo nervioso. Se salpicaron y se agarraron dando gritos, hasta que ambas estuvieron del todo mojadas, jadeantes de risa.
    Rafael Sánchez Ferlosio, El Jarama
  • Escribe este texto en tercera persona:
    Me niego a corresponder, a representar el papel de esposa de alto status, que esconde su cansancio tras una sonrisa, lleva la batuta en conversaciones sin fuste, pasa bandejitas y se siente pagada de su trabajera con la típica frase: Has estado maravillosa, querida.
    Carmen Martín Gaite, Nubosidad variable
  • Escribe este texto en segunda persona:
    Fue entonces cuando se torció el tobillo […] Cayó en mala posición: el empeine del pie izquierdo cargó con todo el peso del cuerpo. Al pronto sintió un dolor agudísimo; pensó que se había roto el pie. Con alguna dificultad, sentado en el césped, se quitó la zapatilla y el calcetín, comprobó que el tobillo no estaba hinchado. El dolor amainó en seguida, y Mario se dijo que con suerte el percance no revestiría mayor importancia. Se puso el calcetín y la zapatilla; se incorporó; caminó con cuidado: una punzada le desgarraba el tobillo.
    Javier Cercas, El inquilino
  • Ahora en primera persona:
    Fue entonces cuando se torció el tobillo […] Cayó en mala posición: el empeine del pie izquierdo cargó con todo el peso del cuerpo. Al pronto sintió un dolor agudísimo; pensó que se había roto el pie. Con alguna dificultad, sentado en el césped, se quitó la zapatilla y el calcetín, comprobó que el tobillo no estaba hinchado. El dolor amainó en seguida, y Mario se dijo que con suerte el percance no revestiría mayor importancia. Se puso el calcetín y la zapatilla; se incorporó; caminó con cuidado: una punzada le desgarraba el tobillo.
    Javier Cercas, El inquilino
  • Escribe este texto en segunda persona:
    Hace muchos años tuve un amigo que se llamaba Jim, y desde entonces nunca he vuelto a ver a un norteamericano más triste. Desesperados he visto muchos. Tristes como Jim, ninguno. Una vez se marchó a Perú, en un viaje que debía durar más de seis meses, pero al cabo de poco tiempo volví a verlo.
    Roberto Bolaño, Jim
  • Ahora en tercera persona:
    Hace muchos años tuve un amigo que se llamaba Jim, y desde entonces nunca he vuelto a ver a un norteamericano más triste. Desesperados he visto muchos. Tristes como Jim, ninguno. Una vez se marchó a Perú, en un viaje que debía durar más de seis meses, pero al cabo de poco tiempo volví a verlo.
    Roberto Bolaño, Jim

En cuentacuentos ya hemos hablado de los puntos de vista, insistamos en ello con unos cuantos ejemplos más.