Para Secundaria y Bachillerato
La literatura oral no tiene mucho espacio en el programa de Bachillerato, ni generalmente en el de ESO. Parece como si se hubiera llegado a una “mayoría de edad” en la que se atiende sólo a la literatura culta, escrita. Siempre planea además la sombra siniestra de la Selectividad que cercena muchas iniciativas del profesorado.
Hay un reducto de libertad, sin embargo, una asignatura optativa cuyo destino no pasa por mostrarse en Selectividad. El alumnado que la elige, si la elige verdaderamente, es un cómplice. Viene ya con el virus de la afición.
En ese contexto, se llevó a cabo una pequeña experiencia con 2º de Bachillerato en el tiempo/espacio de tres clases. Se desarrolló así:
En la primera clase, se invitó a una maestra de infantil a participar como cuentacuentos. En una hora de clase y sentados todos en corro la maestra contó los siguientes cuentos:
- La cabra montesina
- El pequeño conejo blanco
- Juan el perezoso (tradición anglosajona, recogido por Tony Ross)
- El de Isaac Bashevis Singer: Los novios (Tradición judía)
- Epaminondas (Tradición sudamericana)
El comentario posterior de esa sesión hizo salir a la luz los rasgos significativos de la literatura oral y el cuento en particular: temática y clasificación, recursos orales para captar la atención, aplicación de las funciones de Propp, visión del psicoanálisis respecto a la crueldad, etc. y se hizo notar la relación de los tres últimos que constituían diferentes versiones del mismo cuento en diferentes culturas.
En la tercera sesión de clase fueron invitados un anciano y una anciana del Hogar de Personas Mayores que se ofrecieron voluntariamente al ser requeridos para contar cuentos.
El hombre comenzó con una versión muy modificada del Cuento de Gerineldo en la que el alumnado pudo apreciar cómo se repetían los rasgos que habíamos destacado en el cuentacuentos del primer día: inmediatez, repeticiones, caracterización del protagonista, tres pruebas, etc. Enseguida fue reconocido el tema como uno de los romances novelescos más veces aparecido en antologías del Romancero. La mujer, por su parte, “contó” un romance, rigurosamente medido en, cuando le pedimos que contara un cuento. Un romance desconocido para alumnado y profesora que narraba una historia de amor.
No hace falta detallar lo viva que resultó la noción de literatura popular en aquellas muestras que abarcaban desde la infancia a la senectud, de la prosa al verso y viceversa, de la Edad Media a la actualidad. Los chicos y chicas pusieron en tela de juicio algunos de sus prejuicios y los contadores tuvieron un lugar de honor en la clase de 2º de bachillerato.