Las encantadas de Saviñán
Muy cerca de Saviñán, en dirección a El Frasno, hay una torre: la de las Encantadas, que sirvió de encierro a las tres hijas de Abben Xumanda, señor de Saviñán a finales del siglo XIV. Cuentan que el padre las recluyó en la torre para ocultarlas de los amores que profesaban a tres cristianos que, además, carecían de hacienda.

Una ventana colgada sobre un manantial era su único contacto con el exterior y esa ventana desveló su presencia reviviendo las relaciones entre los jóvenes. Los encuentros furtivos duraron hasta la noche de San Juan cuando, descubierta la traición, el despechado padre ordenó a sus esbirros que dieran muerte a los amantes.
La tragedia da a la historia varios finales y un hecho mágico: unos dicen que las tres moricas se arrojaron por la ventana; algunos, que murieron de amor; otros, que se
refugiaron en una gruta al pie del torreón y que allí volvieron, sin que su padre se enterara, para permanecer siempre encerradas con la sola compañía de tres palomas que mandaron traer.
En cualquier caso, Abben Xumanda acudía a la torre todas las noches de San Juan a llorar su desgracia y veía, encarnadas en tres palomas blancas, revolotear el alma de sus
hijas sobre el manantial. Desde entonces, en esa mágica y trágica noche, el pequeño estanque recibe la visita de las tres aves que recobran su aspecto femenino y se bañan en el pequeño estanque. Más de uno ha oído sus lamentos y alguno las ha visto.