Cuentacuentos

Contar con arte

PARA CONTAR UN CUENTO CON ARTE
Tomado y adaptado por ABRAPALABRA de Ana Pelegrín
La aventura de oír. Cincel. Bogotá, 1982

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  1. Leer o escuchar el cuento varias veces.
  2. Ordenar mentalmente la progresión del cuento. Escribir un guión argumental.
  3. Visualizar a los personajes: conferirles una imagen característica.
  4. Memorizar fórmulas verbales: rimas, diálogos, repeticiones, comparaciones…
  5. Sonorizar el cuento: articular y modular palabras sonoras o rimadas y onomatopeyas; resaltar momentos sonoros (silbido, llanto-lamento, balido, carcajada…).
  6. Dar expresividad a la voz: entonación y timbre, para diferenciar al narrador y a cada personaje.
  7. Elegir cuentos con los que uno se sienta estética y emocionalmente implicado, según su vivencia personal.
• Decir el cuento en voz alta: apropiarse de él.
• Contarlo al niño/a que permanece en nuestro interior.
• Escuchar la propia voz, con una dicción clara; valorar la entonación, el ritmo…
• Comprobar el grado de asimilación del cuento.
• Sin prisas.
• Una y otra vez.
• Tener presentes el número de oyentes y su edad.
  1. Distribuir el espacio: organizar a los espectadores en semicírculo. Ayudarse de alfombras, mantas, cojines, para armar el círculo mágico.
  2. Visualizar el cuento interiormente (todas las imágenes y personajes en acción) antes de comenzar. Recordar las fórmulas de comienzo y cierre, de diálogo…
  3. Establecer un clima apropiado. Presentar el cuento. Esperar el silencio. Mirar a todos los oyentes, creando un pacto no verbal de comunicación y atención.
• Hacer partícipe al público: crear pausas, invitar a intervenir con sonidos onomatopéyicos o en respuestas reiteradas. Ayudar a memorizar fórmulas verbales mediante pausas, repeticiones, sonorizaciones.
• No temer a los olvidos: la narración es flexible, un coautor puede aportar con seguridad.
  1. Percibir el ritmo emocional en los oyentes: la resonancia previsible de la intensificación de la acción en ellos. Son pistas valiosas para comprender el cuento desde la sensibilidad.
  2. Tener una actitud serena, dominio de sí mismo y distensión corporal:
    • Ser portador de alegría y buen humor.
    • Tener capacidad de improvisación verbal.
    • Mostrar vivacidad comunicativa, vivir un momento de placer, hacer entrega de algo personal.
    • Estar en sintonía con los oyentes, experimentar el encantamiento, la seducción y la atracción.

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