Preguntas
Cuando mandamos leer un libro, solemos acompañarlo de un cuestionario en el que se plantean unas preguntas sobre la obra que finalizan con el inevitable resumen.
Aunque el primer interrogante que tendríamos que plantearnos es ¿por qué el mismo libro para todos los niños? si cada uno tiene distintos gustos, vamos a suponer que hemos dado una respuesta lógica a esta cuestión (por ejemplo:es que, como maestro, me tengo que leer veintitantos libros...) y que hemos decidido que la obra sea común (y, esperamos, que adecuada a la edad: es mejor leer a los clásicos más adelante que odiarlos toda la vida).
Repartimos a cada uno de nuestros alumnos los documentos ambientes, personajes y argumento, en cada uno de ellos deberán escribir una pregunta relacionada con el libro que han leído. Todos los documentos se guardan en el ordenador y podemos añadir algunos de tipo más técnico o completar otros aspectos que no hayan quedado reflejados y que nos interesen.
En otro momento, vamos abriendo cada uno de los documentos que contienen las preguntas, proyectándolos en pantalla y asignando cada cuestión a uno de los alumnos, que escribirá su respuesta y la comentará.
De esta forma, trabajamos el libro desde el esfuerzo que supone realizar preguntas sobre él, respondemos a las preguntas poniendo en común las impresiones de los alumnos y evitamos la lectura con guión que convierte a los lectores en expertos buscadores de respuestas, sin profundizar en el propio texto.