Citas y proverbios de paz
No hay camino para la paz, la paz es el camino.
Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: La paz.
La paz comienza con una sonrisa.
No basta con hablar de paz. Uno debe creer en ella y trabajar para conseguirla.
Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad , verdad, justicia, y solidaridad.
Si no estamos en paz con nosotros mismos, no podemos guiar a otros en la búsqueda de la paz.
El mantenimiento de la paz comienza con la autosatisfacción de cada individuo.
Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.
Por eso América: si quieres la paz, trabaja por la justicia. Si quieres la justicia defiende la vida. Si quieres la vida, abraza la verdad, la verdad revelada por Dios.
La paz es para el mundo lo que la levadura para la masa.
Si queremos gozar la paz, debemos velar bien las armas; si deponemos las armas no tendremos jamás paz.
No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón.
La paz exige cuatro condiciones esenciales: Verdad, justicia, amor y libertad.
La paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa.
En asuntos internacionales, la paz es un período de trampas entre dos luchas.
Nunca lleves tus mejores pantalones cuando salgas a luchar por la paz y la libertad.
Los creyentes de todas las religiones, junto con los hombres de buena voluntad, abandonando cualquier forma de intolerancia y discriminación, están llamados a construir la paz.
No habrá paz en la tierra mientras perduren las opresiones de los pueblos, las injusticias y los desequilibrios económicos que todavía existen.
Todos quieren la paz, y para asegurarla, fabrican más armas que nunca.
Hay algo tan necesario como el pan de cada día, y es la paz de cada día; la paz sin la cual el mismo pan es amargo.
La paz obtenida en la punta de la espada, no es más que una tregua.
La primera condición para la paz es la voluntad de lograrla.
Si quieres la paz, no hablas con tus amigos. Hablas con tus enemigos.
Existe una tentación extremadamente sutil y peligrosa de confundir la paz con la simple ausencia de guerra, como estar tentados de confundir la salud con la ausencia de enfermedad, o la libertad con el no estar preso. La terminología es a veces engañosa. Por ejemplo, la expresión «coexistencia pacífica» significa ausencia de guerra y no verdadera paz.
Más vale una paz relativa que una guerra ganada.
Hasta que quienes ocupan puestos de responsabilidad no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz.
La paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios.
O caminamos todos juntos hacia la paz, o nunca la encontraremos.
Incluso la paz se puede comprar a un precio demasiado alto.
La paz sólo se obtiene cuando es posible imponerla.
Hay algo tan necesario como el pan de cada día, y es la paz de cada día; la paz sin la cual el mismo pan es amargo.
La paz obtenida en la punta de la espada, no es más que una tregua.
Los hombres construimos demasiados muros y no suficientes puentes.
La primera condición para la paz es la voluntad de lograrla.
Si quieres la paz, no hablas con tus amigos. Hablas con tus enemigos.
Existe una tentación extremadamente sutil y peligrosa de confundir la paz con la simple ausencia de guerra, como estar tentados de confundir la salud con la ausencia de enfermedad, o la libertad con el no estar preso. La terminología es a veces engañosa. Por ejemplo, la expresión «coexistencia pacífica» significa ausencia de guerra y no verdadera paz.
Más vale una paz relativa que una guerra ganada.
Hasta que quienes ocupan puestos de responsabilidad no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz.
La paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios.
O caminamos todos juntos hacia la paz, o nunca la encontraremos.
Incluso la paz se puede comprar a un precio demasiado alto.
Citas sobre la violencia
La violencia es el miedo a los ideales de los demás.
Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego.
Desconfío de la incomunicabilidad; es la fuente de toda violencia.
La violencia es el último recurso del incompetente.
La violencia crea más problemas sociales que los que resuelve.
Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia.
La violencia es miedo de las ideas de los demás y poca fe en las propias.
Toda reforma impuesta por la violencia no corregirá nada el mal: el buen juicio no necesita de la violencia.
El hombre nació en la barbarie, cuando matar a su semejante era una condición normal de la existencia. Se le otorgo una conciencia. Y ahora ha llegado el día en que la violencia hacia otro ser humano debe volverse tan aborrecible como comer la carne de otro.
Quisiera sufrir todas las humillaciones, todas las torturas, el ostracismo absoluto y hasta la muerte, para impedir la violencia.
Los medios violentos nos darán una libertad violenta.
La tarea que enfrentan los devotos de la no violencia es muy difícil, pero ninguna dificultad puede abatir a los hombres que tienen fe en su misión.
La humanidad no puede liberarse de la violencia más que por medio de la no violencia.
La espiral de la violencia sólo la frena el milagro del perdón.
La violencia no es sino una expresión del miedo.
Si somos arrastrados a Cristo, creemos sin querer; se usa entonces la violencia, no la libertad.
Las antipatías violentas son siempre sospechosas y revelan una secreta afinidad.
Para una persona no violenta, todo el mundo es su familia.
La violencia jamás resuelve los conflictos, ni siquiera disminuye sus consecuencias dramáticas.