Cuentacuentos
Erase una vez un taller de cuentos que se desarrollaba en las aulas de primaria. En él participaban los chicos y chicas de nuestras aulas; la mayoría de las veces usaban el ordenador para trabajar los cuentos y, los de tercer ciclo, lo hacían con sus pizarras digitales.
En cada aula había un maestro o una maestra que, con ilusión, quería que sus alumnos pensaran, imaginaran, trabajaran en equipo y, además, escribieran; por eso quiso que su grupo participara en este taller.
En un sitio de internet llamado abrapalabra, los maestros y las maestras, leían en qué consistía cada trabajo de creación literaria, descargaban los ejemplos y se los pasaban a los alumnos. Estos, casi siempre en equipo, pensaban y pensaban, debatían y debatían, escribían y escribían, se leían sus trabajos y, finalmente, los colgaban en una bitácora para que otros chicos y chicas de otros colegios muy muy lejanos, los pudieran leer y comentar.
Así, poco a poco, los niños y niñas participantes en el taller se fueron convirtiendo en pequeños escritores, conocieron los relatos de otras escuelas y, entre todos, consiguieron descifrar la magia de las palabras.
Y colorín colorado, este cuento no ha terminado. Ahora os toca a vosotros, si sois felices, comeréis perdices.
¿Cómo lo haremos?
Hemos establecido varias categorías cada una de las cuales corresponde a un tipo de actividad distinta.
- Tienes que seleccionar una de las tareas,
- revisar su dinámica y adaptarla a tus circunstancias,
- analizar el ejemplo que proponemos y comprobar que se adapta a tu grupo y al momento concreto de tus alumnos. Si te sirve, adelante; en caso contrario puedes trabajar con el mismo modelo de trabajo, pero con distinto contenido.
Una vez que hayas establecido las circunstancias de la actividad, propónsela a tus alumnos, guarda el resultado y cuelga en la bitácora del taller el resultado.
A la vez, procura que ellos lean los trabajos de otros centros, los comenten y establezcan vínculos con ellos.